Marketing Offline, el de siempre

La coletilla offline viene del inglés y se añadió a la palabra Marketing para distinguirlo del Marketing online, dadas las particularidades que adquirió el uso de la red para vender productos y servicios desde la llegada de la interfaz que popularizó internet. Pronto llegó la necesidad de distinguir un tipo de Marketing particular, el online.

El Marketing offline se define como las acciones promocionales y de marketing tradicional que se ponen en práctica fuera de línea. Las estrategias de marketing offline se han llevado a cabo desde que existe mercado, aunque éste ha tenido su evolución desde su forma más primitiva hasta nuestros días.

Hoy el marketing offline convive con el online con unas particularidades de acuerdo a los tiempos que corren y sobre todo teniendo en cuenta los hábitos de compra del consumidor actual. Nunca habría que perderlo de vista, ya que el marketing offline todavía juega con ventajas, sobre todo relacionadas con la experiencia y con las emociones donde el marketing online no puede competir.

El canal, el elemento distintivo del Marketing offline

El punto distintivo del Marketing offline es el canal por el cual se transmite información al consumidor sobre productos o servicios. Las estrategias del Marketing offline se ponen en práctica a través de canales tradicionales: carteles, folletos, publicidad en prensa, radio, televisión o en el cine. También puede recibir información el consumidor a través de publicidad directa o por teléfono.

Otros canales a través de los que se ponen en práctica estrategias de marketing offline pueden ser supermercados, restaurantes o ferias, lugares donde el cliente potencial va a consumir o a recoger información sobre los productos los servicios de su interés.

Las estrategias de Marketing Offline tienen que ver con:

• La manera en que se exponen los productos.
• Las características del lugar donde se encuentra.
• La importancia de mantener un buen facing.

Todos ellos formar parte de un momento tan crucial como en el que nuestro cliente potencial tiene que decantarse por un producto u otro.

La importancia del marketing offline reside en que podemos tener una presencia fiable y cercana con nuestros clientes potenciales, sobre todo cuando ponemos en práctica estrategias de marketing face to face, donde el factor humano juega un papel relevante para provocar la acción de compra. El trato cara a cara con otra persona es una oportunidad excelente para crear una experiencia positiva e influir en las emociones de nuestro cliente potencial, pero hay más formas de conseguirlo.

El Marketing de toda la vida en la actualidad

En los países desarrollados la cantidad de estímulos publicitarios que recibimos cada día es tan abrumadora que las técnicas de marketing que surgieron hace años dejaron de tener efecto hace tiempo. Hacer un buen Marketing Mix es básico pero la tendencia es ir más allá. Los usuarios son cada vez más inmunes incluso a la publicidad orientada a nichos de mercado específicos. Los consumidores buscan un trato lo más personalizado posible, atendiendo a sus inquietudes sobre los productos y servicios que ofrecemos, de manera que lo deseable es que las marcas se conviertan en consultores o asesores sobre lo que ofrecen, aportan información útil para su público objetivo.

Envolver a nuestros clientes potenciales en experiencias positivas es otra tendencia del marketing offline en la actualidad. La idea es ofrecer el mejor trato posible durante el proceso de compra y, por supuesto que el producto satisfaga sus necesidades correctamente. En este sentido, algunas estrategias van encaminadas a invitar a los usuarios a participar en actividades que tienen que ver con nuestros productos o servicios: un concurso para diseñar un logo o la organización de eventos de ocio y disfrute que giren en torno al producto, como el enoturismo.

Influir en las emociones de nuestros clientes potenciales es otra tendencia del marketing offline actual. Existen estudios que destacan la relevancia de las emociones en el momento de la decisión de compra. En numerosos productos, la compra por impulso prima más que la racional. Ya se ponen en práctica técnicas de marketing para influir en las emociones de los usuarios, algunos ejemplos son la música que escuchamos en el supermercado, la iluminación de un restaurante o el olor que percibimos al entrar en un hotel.